A 20 años de la creación de Haras del Sur, Agustín Freccero repasa la historia de un barrio clave para el desarrollo de una zona que ahora tiene colegio y espera un centro comercial y uno de salud.

Si bien se dedicó a los números toda la vida, no lo tenía calculado. La inversión que decidió a los 49 años para “prejubilarse” pronto se convirtió en su actividad principal, tan rentable como desafiante. Agustín Freccero, nacido en Saladillo, contador público por la Universidad de La Plata y con 25 años de próspera carrera en zona norte, miró hacia el sur en 1997. Compró una chacra de 113 hectáreas por US$ 200.000 sobre el km 69 de la Ruta 2, en el límite entre La Plata y el partido de Brandsen, donde hoy se yergue Haras 1. Para llegar a ese monto (como mucho, la décima parte de lo que vale esa tierra hoy), recurrió a un crédito del Banco Nación que tomó como garantía el valor del campo y el tambo que lo presidía. Dos años después de la decisión, el desarrollador inmobiliario Roberto Tizado, cliente de su estudio de contabilidad, lo convenció de que esas tierras tenían potencial como club de campo. Su vecino Campos de Roca funcionaba con éxito y la autopista Buenos Aires – La Plata ya unía una zona largamente desconectada.

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