«No entiendo nada, es como estudiar chino», se escuchaba unos años atrás cada vez que un alumno se justificaba por no aprobar una materia. Hoy los chicos estudian, aprueban y disfrutan aprendiendo chino mandarín.

Es que este idioma ya se incorporó en varios colegios como una segunda o tercera lengua. Yendo por los deportes, otras escuelas ofrecen ajedrez, esgrima y hasta tenis de mesa. Y, en una vía más de conexión con uno mismo, en algunas instituciones la jornada no arranca sin una sesión de meditación y relajación. También están las que promueven el contacto con la naturaleza mediante clases de huertas orgánicas y, desde este año, robótica ya forma parte de la currícula nacional, en los tres niveles, desde jardín de infantes hasta secundaria.

Estas son algunas de las materias no tradicionales con las que los niños y jóvenes hoy toman contacto, ampliando así sus horizontes: los internos, los intelectuales y los físicos. Lo cierto es que cada vez son más los colegios que las introducen en sus rutinas, pues, aseguran los especialistas, son oportunidades para desarrollar aspectos que, luego, se vinculan con las asignaturas clásicas.

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